dijous, 5 de novembre del 2009

"Es que fue comunista" últim article de Rafael Reig a "Público"

http://blogs.publico.es/rafaelreig/729/es-que-fue-comunista

La petición de rehabilitación de Miguel Hernández por parte de su familia es justa, pero contradictoria, ya que pedir la nulidad de una sentencia franquista puede estar dando legitimidad al tribunal que la dictó. Somos muchos los que pensamos que una condena de un régimen dictatorial no debe considerarse una derrota, sino más bien una farsa. Al margen de cuestiones políticas, lo más importante es que los hermosos versos de Miguel Hernández sigan ayudando a la formación de los niños en los colegios; algo que sería igualmente deseable para otros grandes escritores españoles que en plena democracia aún son valorados en función de su ideología y no de su buena literatura.

Manuel C.G., Madrid

El problema es la ilegitimidad del régimen franquista. No sólo de los procesos penales, sino también de la rapiña patrimonial (que ha quedado al margen de la Ley de Memoria) y hasta de los tribunales de oposición a cátedra, por ejemplo. Para todo eso, creo yo, es necesario impugnar la transición, así que usted me dirá.

A mí modo de ver, los poemas de Miguel Hernández son inseparables de su compromiso político. Como todos los poemas de todos los poetas. “Al margen de cuestiones políticas”, como dice usted, sólo puede hacerse una lectura fraudulenta de Miguel Hernández: la política es medular en su poesía y en su vida. Esto no es que lo diga yo, él mismo lo afirma y lo hizo verdad en sus versos. Si usted cree que se puede separar “su buena literatura” de “su ideología”, en mi opinión, o no lo ha leído o no lo ha entendido ni por el forro o quiere engañar a esos “niños en los colegios”. La infamia añadida y más indecorosa que se le puede infligir a Miguel Hernández es leer su obra como si no hubiera sido comunista, como si no hubiera escrito como comunista y como si no hubiera sido encarcelado y hubiera muerto por ser comunista.

Hasta ahí podíamos llegar. Cometa ese fraude lector con Pemán, Foxá o a Sánchez Mazas, quizá los lea tapándose un ojo, para intentar no ver su repugnante ideología. Como si la poesía no fuera ideología. Usted perdone, pero Miguel Hernández no tiene nada de lo que avergonzarse.