Patricia Rivas / Yvke Madrid
Alejandra Cortés, protagonista del documental “Invisibles” producido por Javier Bardem, fue retenida durante 15 horas en el área de “rechazados” del aeropuerto de Madrid, pese a contar con una visa de turista y la documentación que avalaba su entrada. Cortés, que trabaja con mujeres desplazadas, como ella, por los paramilitares, fue invitada por la Fundación Imago y el Ayuntamiento de Barcelona. Los cineastas Javier Corcuera y Javier Bardem tardaron un día en lograr su liberación.
Alejandra Cortés, protagonista del documental ’Invisibles’, fue retenida durante 15 horas en el aeropuerto de Madrid, pese a contar con una visa de turista y la documentación que avalaba su entrada.
Cortés fue invitada por la Fundación Imago a Barcelona para participar en una mesa redonda sobre la mirada femenina del conflicto armado de su país, convocada por la asociación ’Mujeres sin Fronteras’.
Su intervención se iba a enmarcar en las actividades de las V Jornadas de Sensibilización por Colombia y de la III Muestra de Cine Colombiano en Barcelona ’La Diáspora’ 2008.
Fuentes del Festival informaron de que Cortés "contaba con cartas de invitación a España de Imago y del Ayuntamiento de Barcelona", además de una reserva pagada de hotel y cobertura de transporte y alimentación asumidos por Imago y por dos productoras.
La organización del Festival lamentó en una nota de prensa "la injusticia de los actuales filtros legales españoles y de la UE en cuanto a la entrada y salida de personas en el territorio de la Unión", y agregó que este tipo de filtros de exclusión resultan, en la práctica, "puramente económicos" y discriminatorios.
La nota señala que las autoridades mantuvieron a Cortés en el área de "rechazados" hasta que la mediación del director de cine peruano Javier Corcuera, la fundación Imago, las productoras patrocinadoras, el Ayuntamiento de Barcelona "e incluso Javier Bardem", que participó en la producción de ’Invisibles’, permitió superar la negativa policial para que entrara en España.
Cortés lamentó el hecho de entrar en España "única y exclusivamente por la presión que se ejerció", y dijo que esta experiencia pone de manifiesto que "las mujeres tenemos que pasar todavía muchas más fronteras para llevar adelante nuestra lucha, que es pacífica y se basa sólo en nuestros ideales".
El cineasta Javier Corcuera, director del capítulo "La voz de las piedras", protagonizado por Cortés en el documental, expresó la necesidad de denunciar este tipo de hechos.
"En este caso, ella tenía un respaldo muy grande y hemos tardado un día y medio en poder sacarla, con todo en regla y con un visado. Imagínese la gente que viene sin ese respaldo. Tuvimos la suerte de romper el aislamiento, pero la mayoría de la gente se queda completamente aislada", dijo Corcuera.
Reproducimos a continuación el artículo que sobre “La voz de las piedras” escribió su director, el realizador hispano-peruano Javier Corcuera, en el que explica quién es Alejandra Cortés, una mujer que encarna valores humanos que no son tenidos en cuenta por la España excluyente y clasista de Aznar y de Zapatero, para quienes los pobres son tratados como “invisibles”, sobre todo si tienen pasaporte no comunitario.
CUANDO HABLAN LAS PIEDRAS
Rodaje en una comunidad arrasada por paramilitares y el ejército colombiano.
Javier Corcuera
Se habla de la guerra en Colombia y pocas veces se dice que durante la gestión de Uribe, con apoyo de Estados Unidos y la complicidad del ejército surgieron los grupos paramilitares y la impunidad de sus crímenes. El escándalo de la “parapolítica” da cuenta de vínculos de congresistas y funcionarios de la justicia con estos mercenarios que han desplazado a millones de campesinos de sus tierras.
Durante el rodaje de La voz de las piedras conocimos a Alejandra Cortés, una mujer amenazada por los paramilitares por su activismo al lado de los desplazados. Junto a Alejandra conocimos también a Luz Neida, una joven campesina de la comunidad EL Encanto arrasada por los “paras” y el ejército. Les propusimos hacer juntas esta película y viajamos al Alto Ariari, zona caliente de la guerra en Colombia donde se encuentra la comunidad de Luz. Alejandra acompañó a Luz en ese viaje de retorno al lugar donde los paramilitares y el ejército habían asesinado ciento treinta personas. A Luz Neida le habían matado a su padre, al padre de sus hijos, a su compañero, y a su mejor amiga se la entregaron en bolsas. Entre los muertos habían niños y ancianos, algunos de los pobladores fueron descuartizados con motosierras. Sucedió hace cuatro años y Luz con otras mujeres de la comunidad habían decidido organizar el retorno y volver a crear la comunidad. Nos costaba entender de donde Luz sacaba tanta fuerza en medio de tanta sombra.
La estrategia era llegar cerca al pueblo arrasado y crear una zona humanitaria donde identificarse como población civil y exigir justicia. Desde aquel enclave empezarían a recuperar sus fincas y reconstruir sus vidas. La garantía de sobrevivir es la presencia de algún observador internacional. Así entramos en la vida de hombres y mujeres del campo, en medio de la guerra más larga de América Latina. Conocimos el dolor y la valentía de esta gente dispuesta a luchar para que se sepa la verdad y empezar a construir una nueva sociedad, en una Colombia en paz.
Al llegar a la comunidad, Luz llevó a Alejandra a conocer el árbol de la vida, el más alto de aquel lugar. Al regazo de aquella ceiba descansan decenas de piedras, cada una lleva el nombre de un niño, un familiar, un amigo asesinado. “Aquí vengo a hablar con ellos -nos dijo- a decirles que ya hemos vuelto y que no vamos a parar hasta realizar nuestros sueños.”
Junto a Luz y Alejandra escuchamos la voz de las piedras e hicimos esta película para que un día dejen de ser invisibles.
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